martin... en viaje

todo relato empieza con un movimiento, desestabilización del personaje. en este caso, un viaje, una mudanza, periplo. de esto se trata: obviedades y petulancias: un portenio en córdoba

martes, enero 26, 2010

OTRO

Acaso como la lejana (Alina Reyes es la reina y...) o el Luc de "Una flor amarilla" de Cortázar, esta noche encontré mi otro, mi espejo al otro lado del puente. Americano también, en este caso de Trujillo,Venezuela, mi doble espejado por las magias del Google (y por la voluntad de memoria blogger de Rogelio Gil "nacido en los higuerones de Mitón"), mi doble muerto.
Martín Araujo, alias Martincito, popular personaje que es así recordado por sus coterráneos:

Se caracterizaba por ser una persona de corta estatura 1,30 cm. Aproximadamente, sus trabajos era hacer mandados o buscar leña; asistía a misa todos los domingos, comulgaba y daba la limosna. Le gustaba asistir a velorios y rezos, se echaba los traguitos de vez en cuando y bailaba; cuando se alegraba siempre se le escuchaba decir muy orgulloso "yo soy Martín Araujo".

Se calcula que vivió en Mitón como 80 años, nunca tuvo cedula de identidad y el medico que lo atendió a la hora de su muerte, comentó que debía tener como unos 110 años.

Apabullante. Tanto como pisar una flor amarilla, o quedarse solo y con el zapato lleno de nieve en Budapest.


jueves, enero 21, 2010

Chile / Argentina

Tras las penosas noticias desde el país allende las montañas, di ca(u)sualmente con un análisis de Damián Selci sobre la poesía de Yanko González (poeta chileno que despertó voces encontradas, lo cual no es poco, en su paso por la festivalidad rosarino-porteña, la pasada primavera) que pueden leer en Revista Planta.
Recorto el centro del análisis que se dispara a partir de un texto en el que, durante la lectura en el C. C. Pachamama de nuestra capital, González cambió una línea: en el poema impreso se lee "chileno" donde él moduló "argentino".

la belleza es griega. pero la conciencia de que sea griega es chilena. nada es, todo se otrea.

Así dice el poema de González y esto escribe Selci (que en el final esboza apurado una línea lectura política y es una pena que sólo haya quedado en apunte una idea que sería interesante retomar o profundizar en esta coyuntura):

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[...] Yanko González había escrito una cosa y leído otra. Esto sería anecdótico si no tomáramos en cuenta lo que significa el sustantivo “Chile” y sus derivados (patria, país, tierra, pueblo, etc.) en el contexto de la poesía chilena. Como es sabido, desde Neruda en adelante, pasando por Enrique Lihn, José Ángel Cuevas, Gonzalo Millán y llegando a Pablo Paredes, casi no hay poeta que no se refiera al Chile en algún verso, cuando no en la mayoría, y a veces, en todos. Las causas históricas de este nacionalismo literario pueden ir de una voluntad general whitmaniana hasta la presencia activa del Estado en la subvención de proyectos de escritura y edición, mediante becas, concursos, festivales, etc. Lo importante es que para un lector argentino, esta recurrencia no podría ser más extraña. El itinerario de la poesía argentina es convencionalmente ignorado por el Estado, sea cual sea el gobierno, y las palabras “argentina”, “patria” o “tierra”, sólo aparecen parodiadas, o con un matiz ridículo, como en el caso de Argentino hasta la muerte (1963), título de un libro de César Fernández Moreno que, incluso con toda la buena voluntad, jamás podríamos tomarnos en serio. Definitivamente, el nacionalismo no tiene la menor representación en la literatura argentina, salvo que nos remontemos a los proyectos de Lugones y los debates del Centenario, que aparte de viejos parecen simulados. Además, la liturgia de la Patria, la Nación, etc., tiene para nosotros un distintivo olor campesino-militar, dado que el peronismo no pudo, después de sucesivos derrocamientos, imponer la idea de que el nacionalismo podía ser también económico. La última dictadura usó la palabra “Patria” para destrozar la estructura productiva del país y para desmejorar cualquier perspectiva de crecimiento social, beneficiando a la burguesía agraria y propiciando la subsunción del modelo a la exportación de materias primas, de acuerdo a las necesidades geopolíticas de los países centrales. Por todas estas razones, a las que podrían añadirse todavía unas cuantas, la poesía argentina no tiene hoy la menor oportunidad de usar seriamente una palabra manipuladora y mentirosa como “Argentina” o “Patria”. Y esto es lo que explica, a la vez, la primera perplejidad del lector argentino frente a la poesía chilena. Después de leer por centésima vez locuciones como “mi país” y “ay Chile”, descripciones del desierto de Atacama, odas a los minerales y a la luna pendiente sobre la marea del Pacífico, le quedan dos alternativas. Una, basada directamente en la propia experiencia, es el hartazgo o el desdén por un patriotismo que sólo podría trasuntar una ingenuidad abrumadora y antiliteraria. Otra, también basada en la experiencia, es la envidia: después de todo, más allá de Allende y Pinochet, con su socialismo democrático y su particular manera de secuestrarse y asesinarse, los chilenos tienen un país, un punto de referencia nítido que habilita formas incluso épicas de la escritura, y como es sabido, la gran poesía occidental nació con la épica: Homero… Es para estremecerse. Para nosotros, nuestro país es impronunciable, para ellos el sustantivo “Chile” tiene la misma disponibilidad que la luna en la poesía romántica. Desde este punto de vista, los argentinos, al lado de los chilenos, parecemos gitanos. Por supuesto, hay maneras de encontrarle una vuelta positiva al destierro metafísico, pero la ironía, además de “productiva”, es muy cansadora. Para mal de males, nuestro autor de exportación, Borges, escribió un artículo, “El escritor argentino y la tradición”, donde abiertamente defiende el buitreo de temas europeos, la simulación periférica y el recurso entristecedor a los tigres, los espejos y la Enciclopedia Británica.

Con este panorama ideológico de trasfondo, el gesto de Yanko González se enrarece todavía más. Por un lado, una comprobación: nosotros, argentinos, no podemos acudir a nuestro país cuando escribimos poesía, pero Yanko González puede referirse tanto al suyo como al nuestro. Es más: puede intercambiarlos según el auditorio. Se nota entonces una primera y gigantesca operación crítica: ¿cuántos poetas chilenos están en condiciones de sustituir el adjetivo “chilena” por “argentina”? No tantos, precisamente en virtud del nacionalismo literario antes mencionado: Chile no se negocia, es santo y seña de una percepción poética singular y reconocible, cifra de un pueblo y su territorio, etc.

[...]

Yanko González pone en entredicho la palabra distintiva de toda una tradición poética; uno de las citas del libro corresponde a Roque Dalton, quien dijo: “¿Chile? Depende…” Por su incredulidad, este poema de Yanko González es casi perfectamente argentino; se entiende que haya podido intercambiar las referencias en la lectura del Pachamama.

Chile no es algo absolutamente innegociable, no es sustancia primigenia ni pura afirmación: Chile… depende. Entre otras repercusiones en el frente interno, este escepticismo le habla directamente a la envidia argentina que comentamos antes: parafraseando el poema, se puede decir que el país es Chile, pero que la conciencia de que sea Chile es argentina. De todas maneras, esto no significa que en definitiva Chile sea una convención al mismo nivel que las propuestas schwobianas de Borges. Nada es, todo se otrea; pero hay otreos y otreos, y calcular esa diferencia podría tener su interés. Ante el dilema tercermundista de cómo tener una tradición literaria sustentable cuando el idioma mismo viene de otra parte (más precisamente de Europa), la respuesta de Borges fue: agarremos lo que sirva de los centros de poder occidental y despreocupémonos de ser argentinos, eso va a venir por decantación. La “operación” borgeana consiste en proceder como si la tradición europea fuese nuestra, sin más. Los chilenos fueron un poco más arriesgados: lo que impostaron fue, no su actitud individual ante Europa, sino su propio país. Borges se inventó como ciudadano europeo, mientras que los chilenos se inventaron como Nación. El otreo chileno fue mucho más arriesgado y productivo que el visado para escribir ficciones internacionales que consiguió nuestro autor canónico. De hecho, la tradición poética chilena es riquísima, es verdaderamente una tradición, mientras que la solución de Borges no sobrepasó la esfera individual: solamente le sirvió a él. Basta con ver el renuente fracaso de los escritores borgeanos que todavía nos persiguen con exóticas historias de prosa global. Mientras tanto, del otro lado de la cordillera, Alto Volta tiene la oportunidad de recoger esta cita de Enrique Lihn: “Todas las lenguas extranjeras me inspiran un sagrado rencor”. [...]

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miércoles, enero 20, 2010

mi MP3 de Verano (estalló!)

1. Queen –You don't fool me 05.24
2. Modjo – Lady (Hear me tonight) 03.45
3. Coiffeur – Amor-On 01.42
4. Enrique Bunbury – De mayor 04.47
5. Silvio Rodríguez – Fábula de los tres hermanos 05.43
6. Elizabeth Morris – Décimas 03.08
7. Adriana Calcanhotto – Três 03.50
8. Caetano Veloso – Tonada de luna llena 02.42
9. El Cigala & Bebo Valdez – Vete de mí 02.56
10. Naranjos – Siesta 06.01
11. Alfredo Kraus – Amapola 03.34
12. DLG – Qué locura enamorarme de ti 04.59
13. Shakira – Lo hecho está hecho 03.30
14. Lady Gaga – Bad Romance 05.07
15. Madonna – She’s not Me 06.04
16. George Michael – Outside 04.38
17. The Gossip – Heavy Cross 04.02
18. Led Zeppelin – No Quarter 12.32
19. System of a Down – Aerials 04.01
20. Soundgarden – Burden in my Hand 05.00
21. Metallica – Frantic 05.50
22. Tool – The Pot 06.23
23. Thom Yorke – Hearing Damage 06.13
24. Portishead – Roads 05.09
25. Erykah Badu – Otherside of the game 06.33
26. Edie Brickell & The New Bohemains –What I am 04.54
27. Faith no More – Reunited 05.09
28. Glenn Miller Orchestra – Amapola 03.34
29. Elton John – The One 05.55
30. Bette Midler – Wind beneath my wings 04.51
31. Azure Ray – If you fall 03.03
32. Mew – Symmetry 05.17
33. Pink Floyd – San Tropez 03.43
34. Elliot Smith – Son of Sam 03.04
35. Phoenix – Everything is Everything 03.00
36. Sia – Insidiously 08.01
37. Manu Chao – La Primavera 02.09
38. Gustavo Cerati – Bocanada 04.07
39. Spinetta Jade – Viaje y epilogo 03.58
40. Aznar & García – La gente es la misma 03.50

viernes, enero 15, 2010


ahora unas nubes tapan el sol


esa es la moda la alegoría

nuevos escritos en la historia universal


cebate un amargo mientas se corren

un tono campero pa recuperar

el bayo la doma la taba

desde este rancho concreto

donde unas galletas se desplazan

al buñuelo por lo menos unos días

mientras dure esta dieta low fat

que no retoma gauchesca ni despeja

las nubes


matemática del tiempo objetivo

cebate un amargo hasta que desensille

el kilito menos de la nueva poesía



domingo, enero 03, 2010

MANOSANTA


“ser al mismo tiempo el balcón, el cuerpo, la caída”

Maestro Buddah Negro Alberto


…y entonces veíamos No Toca Botón y tirábamos pedos

ya no eras vos la nena y yo el Maestro y

habíamos tirado todos los libros de Brown

sola

mente

Capitán Piluso y Coquito

y se acabó el Nesquik de

la

tarde


… en La Boca tenía una muela

y jugaba al scalextric en la vaguedad

hablando

como una

traducción mala

del mejicano.

Sin leer a Philip K.

ni ver Matrix ni V Invasión Extraterrestre


… y otras veces éramos Borges y Álvarez en el

consultorio

las twins de Le Guin

detenidos en un auto que no salió nunca del Norte de la ciudad

entre dos pisos y el suelo


… el escritor feliz y el lector tuerto

perdiendo cosos

tiempo

y clientes


… lo que todos conocemos

un verano 2000 sin poesía y sin Olmedo