martin... en viaje

todo relato empieza con un movimiento, desestabilización del personaje. en este caso, un viaje, una mudanza, periplo. de esto se trata: obviedades y petulancias: un portenio en córdoba

lunes, mayo 19, 2008

Edito, con acento en la "e"


El sábado 10 de mayo se presentó en Haedo, con exito de público similar al de la última peli de Francella, la editorial MACEDONIA de mi amigo Fabián Vique. El lanzamiento se sostuvo con la salida de tres (3) libros maravillosos, a saber: La tierra de los desorientados, compiladito de cuentos del propio editor, Ella escrita en papelitos, recorrido total por la poesía de mi compañera de piel Norah Lorenzo, y Cantata, que es mi primer volumen editado (véase tapa), un grupo de poemas escritos mayormente en 2006.
La emoción no me permitió subir esto antes, el reencuentro con amigos y maestros a los que no veía hace meeeeses o incluso años. Firmamos autógrafos, nos sacamos fotos, leímos, tomamos un vinito sirah y comimos unos canapecitos que hicimos en casa. Todo rico.
"Publicar, armar una editora, presentar un libro, cantar, leer: actos de belleza en un mundo cada vez más feo, más enamorado de lo hórrido y lo banal. Acá celebramos, esto nos reune: festejemos un acto de voluntad bello y poderoso", algo así dije o pensé decir en la apertura. Y todo sin sonrojarme.
Los libritos están verdaderamente lindos.

viernes, mayo 16, 2008

Maravillas del Ejército de Salvación


A los pocos que me oyen repetir frases, sabrán que esta es una de las trilladas: "La mitad de mi biblioteca se la debo al coto". Coto es la denominación cariñosa, fliar, que se usa en mi círculo para denominar no a una cadena de carnicerías devenida supermerca2, sino para referir al cotolengo o mejor llamado Ejército de Salvación.
Célebres son ya las anécdotas sobre comprar libros de Cortázar a $1, o la vez que encontré la República de Platón a 70 cvos.
En mis últimos viajes al lado oculto de Pompeya, me limité a comprar ropa porque no aparecían libros interesantes. Pero en mi reciente llegada el coto me hizo feliz una vez más: me llevé en 3 tomos Moby Dick, un librito que desconocía de la Walsh, un raro de los 80 de Madrazo, me compré El silencio de los corderos, uno de Ulla, las memorias de Yánover, y media docena más de etc.
Qué alegría, qué nostalgia, Buenos Aires.