Porque sólo la mezcla puede
hacer volátil los colores, hacer
que exista algo donde no había
nada. La magia es hacer de la mónada
el espejo, las proyecciones
infinitas de un color enfrentado,
superpuesto, estallado
por otro. Hacer de lo múltiple
lo incompleto, lo duplicado.
Lo duplicado: los pares que
te componen las manos regordetas
y los tobillos flacos,
los ojos cambiantes y las axilas
infantiles, las rodillas pecosas
y los omóplatos planos.
Y el camino que se labra en medio.
Tus caninos, tus pezones.
Dos cuerpos que se pegan
en medio del crepúsculo
y estallan de felicidad,
una felicidad de laca colorida,
de torta de boda, de foto
bautismal.
Me gusta cómo combinaste
las flores y el vestido,
la letra y el arreglo.
Y me gustan tus labios,
también.
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