martin... en viaje
todo relato empieza con un movimiento, desestabilización del personaje. en este caso, un viaje, una mudanza, periplo. de esto se trata: obviedades y petulancias: un portenio en córdoba
jueves, mayo 28, 2009
miércoles, mayo 27, 2009
jueves, mayo 21, 2009
fragmento de una novela inglesa
Comieron en silencio. Un niño con sólo pantalones cortos se les aproximó corriendo, más cerca de lo que se habría aproximado un adulto. Hizo una especie de cabriola de baile durante unos minutos y luego se tiró al suelo sobre las manos, en un intento de hacer la vertical. Cava vez que caía, oían el impacto sordo de sus pies, y gesticulaban y hacían muecas.
- ¡Qué ensimismados son los niños pequeños!- dijo Julia al fin-. Más que las niñas, ¿no te parece? Es casi envidiable, la verdad.
- Pobre Julia. ¿Te gustaría hacer la vertical y dar volteretas? ¿Te estás reprimiendo?
- Podría, que yo sepa.
- Mirá qué pecho más pequeño tiene, es como un pajarito. Seguro que a su madre le rompe el corazón. Seguro que llora al colgar sus camisetas.
Helen se imaginó a una mujer, también menuda como un pájaro, secándose los ojos en un tendedero. Absurdamente, al pensarlo notó que las lágrimas le venían a la garganta. Tomó otro trago de cerveza.
"Helen y Julia" de Sarah Waters
la máquina del tiempo
<<"En realidad, lo único que el americano ama es su automóvil", escribió Faulkner. Y tenía razón. La tenía entonces, cuando escribió Intruso en el polvo en 1948, y la tendría ahora. La mitología de Estados Unidos está hecha de esas máquinas, quizá porque ellas encarnan -o deberíamos decir: enlatan- todos los fetiches metafóricos de la vida americana: el individualismo, la libertad, la velocidad. Parte de la mitología americana es el derecho a reinventarse, cosa que se hace con más facilidad si nadie nos ha visto partir, si nadie nos acompaña en el trayecto, si nadie nos ve llegar. Parte de la mitología americana es la conquista de la frontera: ir más allá, trabar encuentros imprevistos, dejar que el mundo nos ocurra. La era Huckleberry Finn ha pasado: desde hace mucho, la balsa tiene cuatro ruedas y la picaresca se escribe con p de petróleo.>>
La (a)utopía americana, por Juan Gabriel Vázquez (en: BABELIA)