fragmento de una novela inglesa
Comieron en silencio. Un niño con sólo pantalones cortos se les aproximó corriendo, más cerca de lo que se habría aproximado un adulto. Hizo una especie de cabriola de baile durante unos minutos y luego se tiró al suelo sobre las manos, en un intento de hacer la vertical. Cava vez que caía, oían el impacto sordo de sus pies, y gesticulaban y hacían muecas.
- ¡Qué ensimismados son los niños pequeños!- dijo Julia al fin-. Más que las niñas, ¿no te parece? Es casi envidiable, la verdad.
- Pobre Julia. ¿Te gustaría hacer la vertical y dar volteretas? ¿Te estás reprimiendo?
- Podría, que yo sepa.
- Mirá qué pecho más pequeño tiene, es como un pajarito. Seguro que a su madre le rompe el corazón. Seguro que llora al colgar sus camisetas.
Helen se imaginó a una mujer, también menuda como un pájaro, secándose los ojos en un tendedero. Absurdamente, al pensarlo notó que las lágrimas le venían a la garganta. Tomó otro trago de cerveza.
"Helen y Julia" de Sarah Waters
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