Un poema de Eva Murari
Me acerco a este libro como a un animal quieto
y taciturno.
Acaricio su piel lisa y las páginas
todas juntas con el dedo pulgar
se mueven en abanico.
Lo vuelvo a cerrar y empiezo de nuevo:
lo acaricio.
Después hoja por hoja
sobre la esquina superior derecha
apoyo el pulgar en la página,
con el índice sostengo la esquina,
en un movimiento suave doy vuelta la página,
apoyo el dedo medio y después la mano entera.
Entonces la mano izquierda:
el pulgar sobre la hoja a mitad de la página,
el resto de la mano apoyada en la tapa.
La izquierda con el pulgar
en la parte superior
de la página derecha
se prepara
para el próximo movimiento.
Y ahí recién el libro
lenta,
tímidamente,
comienza a hablar.
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