Un poema de H. P. Lovecraft
EL CANAL
En algún lugar del sueño hay un paraje maldito
donde altos edificios deshabitados se apiñan a lo largo
de un canal estrecho, sombrío y profundo, que apesta
a cosas horrendas arrastradas por corrientes grasientas.
Callejones con viejos muros que se tocan casi en lo alto
desembocan en calles que uno puede conocer o no,
donde altos edificios deshabitados se apiñan a lo largo
de un canal estrecho, sombrío y profundo, que apesta
a cosas horrendas arrastradas por corrientes grasientas.
Callejones con viejos muros que se tocan casi en lo alto
desembocan en calles que uno puede conocer o no,
y un pálido claro de luna arroja un brillo espectral
sobre largas hileras de ventanas, oscuras y muertas.
No se oyen ruidos de pasos, y ese sonido suave
es el del agua grasienta deslizándose
bajo puentes de piedra y por las orillas
de su cauce profundo, hacia algún vago océano.
Ningún ser vivo podría decir cuándo arrastró esa corriente
del mundo de arcilla su región perdida en el sueño.
sobre largas hileras de ventanas, oscuras y muertas.
No se oyen ruidos de pasos, y ese sonido suave
es el del agua grasienta deslizándose
bajo puentes de piedra y por las orillas
de su cauce profundo, hacia algún vago océano.
Ningún ser vivo podría decir cuándo arrastró esa corriente
del mundo de arcilla su región perdida en el sueño.
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